jueves, 14 de enero de 2016

Influencia de la Revolución Francesa en la democracia mundial

Considerada como uno de los eventos históricos más importantes de la Humanidad, la Revolución Francesa es a tal punto importante que ha servido para diferenciar dos épocas: la moderna de la contemporánea. Con ella, se cierra un período en el cual las grandes monarquías y los reyes absolutos tenían todo el poder para dar comienzo a una era en la que las sociedades occidentales comenzaron a construir su futuro a partir de la mayor democratización política.

La Revolución Francesa significó el quiebre del Antiguo Régimen  en el cual la mayor parte de los países occidentales (salvo las Trece Colonias, posteriormente Estados Unidos) vivían bajo el yugo y el dominio de monarquías más o menos efectivas que daban todo el poder al monarca y poco o nulo poder al pueblo. Justamente, debido a un sinfín de causas entre las que debemos mencionar económicas (como la alta inflación, el aumento del pan, las malas cosechas), políticas (el escaso acceso a la participación política de los grupos no privilegiados como burgueses y campesinos), sociales (desigualdad jurídica y de privilegios) y culturales (la aparición de nuevas ideas filosóficas basadas en el Iluminismo), Francia fue en 1789 el escenario apropiado para el estallido de una violenta y muy profunda revolución que tendría por objetivo ampliar los derechos de aquellos que se encontraban desatendidos por el poder real.

Sin embargo, para muchos la Revolución Francesa no pretendió cambios sociales profundos si no que, al ser llevada a cabo por sectores burgueses, intentó mantener un status quo de la situación del campesinado una vez que se hubo logrado el principal objetivo político: derrocar a la monarquía. Es a partir de esto que gran parte de los países occidentales, incluyendo en esto a América, encontrarán en formas de gobierno más democráticas la solución a sus deseos. De todos modos, estas primeras democracias no serían universales si no que mantendrían en el poder a los grupos burgueses que, además, se verían enriquecidos por el establecimiento de grandes libertades económicas ante la consolidación del capitalismo y la desaparición de las trabas que el poder real podía poner al progreso individual.

La Revolución Francesa significa un cambio muy profundo a nivel político y social porque cambian los ejes de poder. Sin embargo, sus consecuencias no significaron reales avances o mejoras para toda la sociedad, por lo cual los conflictos seguirían existiendo por mucho tiempo.



Considerada como uno de los eventos históricos más importantes de la Humanidad, la Revolución Francesa es a tal punto importante que ha servido para diferenciar dos épocas: la moderna de la contemporánea. Con ella, se cierra un período en el cual las grandes monarquías y los reyes absolutos tenían todo el poder para dar comienzo a una era en la que las sociedades occidentales comenzaron a construir su futuro a partir de la mayor democratización política.

La Revolución Francesa significó el quiebre del Antiguo Régimen, régimen en el cual la mayor parte de los países occidentales (salvo las Trece Colonias, posteriormente Estados Unidos) vivían bajo el yugo y el dominio de monarquías más o menos efectivas que daban todo el poder al monarca y poco o nulo poder al pueblo. Justamente, debido a un sinfín de causas entre las que debemos mencionar económicas (como la alta inflación, el aumento del pan, las malas cosechas), políticas (el escaso acceso a la participación política de los grupos no privilegiados como burgueses y campesinos), sociales (desigualdad jurídica y de privilegios) y culturales (la aparición de nuevas ideas filosóficas basadas en el Iluminismo), Francia fue en 1789 el escenario apropiado para el estallido de una violenta y muy profunda revolución que tendría por objetivo ampliar los derechos de aquellos que se encontraban desatendidos por el poder real.

Sin embargo, para muchos la Revolución Francesa no pretendió cambios sociales profundos si no que, al ser llevada a cabo por sectores burgueses, intentó mantener un status quo de la situación del campesinado una vez que se hubo logrado el principal objetivo político: derrocar a la monarquía. Es a partir de esto que gran parte de los países occidentales, incluyendo en esto a América, encontrarán en formas de gobierno más democráticas la solución a sus deseos. De todos modos, estas primeras democracias no serían universales si no que mantendrían en el poder a los grupos burgueses que, además, se verían enriquecidos por el establecimiento de grandes libertades económicas ante la consolidación del capitalismo y la desaparición de las trabas que el poder real podía poner al progreso individual.

La Revolución Francesa siginfica un cambio muy profundo a nivel político y social porque cambian los ejes de poder. Sin embargo, sus consecuencias no significaron reales avances o mejoras para toda la sociedad, por lo cual los conflictos seguirían existiendo por mucho tiempo.

... de Importancia: http://www.importancia.org/revolucion-francesa.php
Considerada como uno de los eventos históricos más importantes de la Humanidad, la Revolución Francesa es a tal punto importante que ha servido para diferenciar dos épocas: la moderna de la contemporánea. Con ella, se cierra un período en el cual las grandes monarquías y los reyes absolutos tenían todo el poder para dar comienzo a una era en la que las sociedades occidentales comenzaron a construir su futuro a partir de la mayor democratización política.

La Revolución Francesa significó el quiebre del Antiguo Régimen, régimen en el cual la mayor parte de los países occidentales (salvo las Trece Colonias, posteriormente Estados Unidos) vivían bajo el yugo y el dominio de monarquías más o menos efectivas que daban todo el poder al monarca y poco o nulo poder al pueblo. Justamente, debido a un sinfín de causas entre las que debemos mencionar económicas (como la alta inflación, el aumento del pan, las malas cosechas), políticas (el escaso acceso a la participación política de los grupos no privilegiados como burgueses y campesinos), sociales (desigualdad jurídica y de privilegios) y culturales (la aparición de nuevas ideas filosóficas basadas en el Iluminismo), Francia fue en 1789 el escenario apropiado para el estallido de una violenta y muy profunda revolución que tendría por objetivo ampliar los derechos de aquellos que se encontraban desatendidos por el poder real.

Sin embargo, para muchos la Revolución Francesa no pretendió cambios sociales profundos si no que, al ser llevada a cabo por sectores burgueses, intentó mantener un status quo de la situación del campesinado una vez que se hubo logrado el principal objetivo político: derrocar a la monarquía. Es a partir de esto que gran parte de los países occidentales, incluyendo en esto a América, encontrarán en formas de gobierno más democráticas la solución a sus deseos. De todos modos, estas primeras democracias no serían universales si no que mantendrían en el poder a los grupos burgueses que, además, se verían enriquecidos por el establecimiento de grandes libertades económicas ante la consolidación del capitalismo y la desaparición de las trabas que el poder real podía poner al progreso individual.

La Revolución Francesa siginfica un cambio muy profundo a nivel político y social porque cambian los ejes de poder. Sin embargo, sus consecuencias no significaron reales avances o mejoras para toda la sociedad, por lo cual los conflictos seguirían existiendo por mucho tiempo.

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Considerada como uno de los eventos históricos más importantes de la Humanidad, la Revolución Francesa es a tal punto importante que ha servido para diferenciar dos épocas: la moderna de la contemporánea. Con ella, se cierra un período en el cual las grandes monarquías y los reyes absolutos tenían todo el poder para dar comienzo a una era en la que las sociedades occidentales comenzaron a construir su futuro a partir de la mayor democratización política.

La Revolución Francesa significó el quiebre del Antiguo Régimen, régimen en el cual la mayor parte de los países occidentales (salvo las Trece Colonias, posteriormente Estados Unidos) vivían bajo el yugo y el dominio de monarquías más o menos efectivas que daban todo el poder al monarca y poco o nulo poder al pueblo. Justamente, debido a un sinfín de causas entre las que debemos mencionar económicas (como la alta inflación, el aumento del pan, las malas cosechas), políticas (el escaso acceso a la participación política de los grupos no privilegiados como burgueses y campesinos), sociales (desigualdad jurídica y de privilegios) y culturales (la aparición de nuevas ideas filosóficas basadas en el Iluminismo), Francia fue en 1789 el escenario apropiado para el estallido de una violenta y muy profunda revolución que tendría por objetivo ampliar los derechos de aquellos que se encontraban desatendidos por el poder real.

Sin embargo, para muchos la Revolución Francesa no pretendió cambios sociales profundos si no que, al ser llevada a cabo por sectores burgueses, intentó mantener un status quo de la situación del campesinado una vez que se hubo logrado el principal objetivo político: derrocar a la monarquía. Es a partir de esto que gran parte de los países occidentales, incluyendo en esto a América, encontrarán en formas de gobierno más democráticas la solución a sus deseos. De todos modos, estas primeras democracias no serían universales si no que mantendrían en el poder a los grupos burgueses que, además, se verían enriquecidos por el establecimiento de grandes libertades económicas ante la consolidación del capitalismo y la desaparición de las trabas que el poder real podía poner al progreso individual.

La Revolución Francesa siginfica un cambio muy profundo a nivel político y social porque cambian los ejes de poder. Sin embargo, sus consecuencias no significaron reales avances o mejoras para toda la sociedad, por lo cual los conflictos seguirían existiendo por mucho tiempo.

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Considerada como uno de los eventos históricos más importantes de la Humanidad, la Revolución Francesa es a tal punto importante que ha servido para diferenciar dos épocas: la moderna de la contemporánea. Con ella, se cierra un período en el cual las grandes monarquías y los reyes absolutos tenían todo el poder para dar comienzo a una era en la que las sociedades occidentales comenzaron a construir su futuro a partir de la mayor democratización política.

La Revolución Francesa significó el quiebre del Antiguo Régimen, régimen en el cual la mayor parte de los países occidentales (salvo las Trece Colonias, posteriormente Estados Unidos) vivían bajo el yugo y el dominio de monarquías más o menos efectivas que daban todo el poder al monarca y poco o nulo poder al pueblo. Justamente, debido a un sinfín de causas entre las que debemos mencionar económicas (como la alta inflación, el aumento del pan, las malas cosechas), políticas (el escaso acceso a la participación política de los grupos no privilegiados como burgueses y campesinos), sociales (desigualdad jurídica y de privilegios) y culturales (la aparición de nuevas ideas filosóficas basadas en el Iluminismo), Francia fue en 1789 el escenario apropiado para el estallido de una violenta y muy profunda revolución que tendría por objetivo ampliar los derechos de aquellos que se encontraban desatendidos por el poder real.

Sin embargo, para muchos la Revolución Francesa no pretendió cambios sociales profundos si no que, al ser llevada a cabo por sectores burgueses, intentó mantener un status quo de la situación del campesinado una vez que se hubo logrado el principal objetivo político: derrocar a la monarquía. Es a partir de esto que gran parte de los países occidentales, incluyendo en esto a América, encontrarán en formas de gobierno más democráticas la solución a sus deseos. De todos modos, estas primeras democracias no serían universales si no que mantendrían en el poder a los grupos burgueses que, además, se verían enriquecidos por el establecimiento de grandes libertades económicas ante la consolidación del capitalismo y la desaparición de las trabas que el poder real podía poner al progreso individual.

La Revolución Francesa siginfica un cambio muy profundo a nivel político y social porque cambian los ejes de poder. Sin embargo, sus consecuencias no significaron reales avances o mejoras para toda la sociedad, por lo cual los conflictos seguirían existiendo por mucho tiempo.

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Considerada como uno de los eventos históricos más importantes de la Humanidad, la Revolución Francesa es a tal punto importante que ha servido para diferenciar dos épocas: la moderna de la contemporánea. Con ella, se cierra un período en el cual las grandes monarquías y los reyes absolutos tenían todo el poder para dar comienzo a una era en la que las sociedades occidentales comenzaron a construir su futuro a partir de la mayor democratización política.

La Revolución Francesa significó el quiebre del Antiguo Régimen, régimen en el cual la mayor parte de los países occidentales (salvo las Trece Colonias, posteriormente Estados Unidos) vivían bajo el yugo y el dominio de monarquías más o menos efectivas que daban todo el poder al monarca y poco o nulo poder al pueblo. Justamente, debido a un sinfín de causas entre las que debemos mencionar económicas (como la alta inflación, el aumento del pan, las malas cosechas), políticas (el escaso acceso a la participación política de los grupos no privilegiados como burgueses y campesinos), sociales (desigualdad jurídica y de privilegios) y culturales (la aparición de nuevas ideas filosóficas basadas en el Iluminismo), Francia fue en 1789 el escenario apropiado para el estallido de una violenta y muy profunda revolución que tendría por objetivo ampliar los derechos de aquellos que se encontraban desatendidos por el poder real.

Sin embargo, para muchos la Revolución Francesa no pretendió cambios sociales profundos si no que, al ser llevada a cabo por sectores burgueses, intentó mantener un status quo de la situación del campesinado una vez que se hubo logrado el principal objetivo político: derrocar a la monarquía. Es a partir de esto que gran parte de los países occidentales, incluyendo en esto a América, encontrarán en formas de gobierno más democráticas la solución a sus deseos. De todos modos, estas primeras democracias no serían universales si no que mantendrían en el poder a los grupos burgueses que, además, se verían enriquecidos por el establecimiento de grandes libertades económicas ante la consolidación del capitalismo y la desaparición de las trabas que el poder real podía poner al progreso individual.

La Revolución Francesa siginfica un cambio muy profundo a nivel político y social porque cambian los ejes de poder. Sin embargo, sus consecuencias no significaron reales avances o mejoras para toda la sociedad, por lo cual los conflictos seguirían existiendo por mucho tiempo.

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Considerada como uno de los eventos históricos más importantes de la Humanidad, la Revolución Francesa es a tal punto importante que ha servido para diferenciar dos épocas: la moderna de la contemporánea. Con ella, se cierra un período en el cual las grandes monarquías y los reyes absolutos tenían todo el poder para dar comienzo a una era en la que las sociedades occidentales comenzaron a construir su futuro a partir de la mayor democratización política.

La Revolución Francesa significó el quiebre del Antiguo Régimen, régimen en el cual la mayor parte de los países occidentales (salvo las Trece Colonias, posteriormente Estados Unidos) vivían bajo el yugo y el dominio de monarquías más o menos efectivas que daban todo el poder al monarca y poco o nulo poder al pueblo. Justamente, debido a un sinfín de causas entre las que debemos mencionar económicas (como la alta inflación, el aumento del pan, las malas cosechas), políticas (el escaso acceso a la participación política de los grupos no privilegiados como burgueses y campesinos), sociales (desigualdad jurídica y de privilegios) y culturales (la aparición de nuevas ideas filosóficas basadas en el Iluminismo), Francia fue en 1789 el escenario apropiado para el estallido de una violenta y muy profunda revolución que tendría por objetivo ampliar los derechos de aquellos que se encontraban desatendidos por el poder real.

Sin embargo, para muchos la Revolución Francesa no pretendió cambios sociales profundos si no que, al ser llevada a cabo por sectores burgueses, intentó mantener un status quo de la situación del campesinado una vez que se hubo logrado el principal objetivo político: derrocar a la monarquía. Es a partir de esto que gran parte de los países occidentales, incluyendo en esto a América, encontrarán en formas de gobierno más democráticas la solución a sus deseos. De todos modos, estas primeras democracias no serían universales si no que mantendrían en el poder a los grupos burgueses que, además, se verían enriquecidos por el establecimiento de grandes libertades económicas ante la consolidación del capitalismo y la desaparición de las trabas que el poder real podía poner al progreso individual.

La Revolución Francesa siginfica un cambio muy profundo a nivel político y social porque cambian los ejes de poder. Sin embargo, sus consecuencias no significaron reales avances o mejoras para toda la sociedad, por lo cual los conflictos seguirían existiendo por mucho tiempo.

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Considerada como uno de los eventos históricos más importantes de la Humanidad, la Revolución Francesa es a tal punto importante que ha servido para diferenciar dos épocas: la moderna de la contemporánea. Con ella, se cierra un período en el cual las grandes monarquías y los reyes absolutos tenían todo el poder para dar comienzo a una era en la que las sociedades occidentales comenzaron a construir su futuro a partir de la mayor democratización política.

La Revolución Francesa significó el quiebre del Antiguo Régimen, régimen en el cual la mayor parte de los países occidentales (salvo las Trece Colonias, posteriormente Estados Unidos) vivían bajo el yugo y el dominio de monarquías más o menos efectivas que daban todo el poder al monarca y poco o nulo poder al pueblo. Justamente, debido a un sinfín de causas entre las que debemos mencionar económicas (como la alta inflación, el aumento del pan, las malas cosechas), políticas (el escaso acceso a la participación política de los grupos no privilegiados como burgueses y campesinos), sociales (desigualdad jurídica y de privilegios) y culturales (la aparición de nuevas ideas filosóficas basadas en el Iluminismo), Francia fue en 1789 el escenario apropiado para el estallido de una violenta y muy profunda revolución que tendría por objetivo ampliar los derechos de aquellos que se encontraban desatendidos por el poder real.

Sin embargo, para muchos la Revolución Francesa no pretendió cambios sociales profundos si no que, al ser llevada a cabo por sectores burgueses, intentó mantener un status quo de la situación del campesinado una vez que se hubo logrado el principal objetivo político: derrocar a la monarquía. Es a partir de esto que gran parte de los países occidentales, incluyendo en esto a América, encontrarán en formas de gobierno más democráticas la solución a sus deseos. De todos modos, estas primeras democracias no serían universales si no que mantendrían en el poder a los grupos burgueses que, además, se verían enriquecidos por el establecimiento de grandes libertades económicas ante la consolidación del capitalismo y la desaparición de las trabas que el poder real podía poner al progreso individual.

La Revolución Francesa siginfica un cambio muy profundo a nivel político y social porque cambian los ejes de poder. Sin embargo, sus consecuencias no significaron reales avances o mejoras para toda la sociedad, por lo cual los conflictos seguirían existiendo por mucho tiempo.

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Considerada como uno de los eventos históricos más importantes de la Humanidad, la Revolución Francesa es a tal punto importante que ha servido para diferenciar dos épocas: la moderna de la contemporánea. Con ella, se cierra un período en el cual las grandes monarquías y los reyes absolutos tenían todo el poder para dar comienzo a una era en la que las sociedades occidentales comenzaron a construir su futuro a partir de la mayor democratización política.

La Revolución Francesa significó el quiebre del Antiguo Régimen, régimen en el cual la mayor parte de los países occidentales (salvo las Trece Colonias, posteriormente Estados Unidos) vivían bajo el yugo y el dominio de monarquías más o menos efectivas que daban todo el poder al monarca y poco o nulo poder al pueblo. Justamente, debido a un sinfín de causas entre las que debemos mencionar económicas (como la alta inflación, el aumento del pan, las malas cosechas), políticas (el escaso acceso a la participación política de los grupos no privilegiados como burgueses y campesinos), sociales (desigualdad jurídica y de privilegios) y culturales (la aparición de nuevas ideas filosóficas basadas en el Iluminismo), Francia fue en 1789 el escenario apropiado para el estallido de una violenta y muy profunda revolución que tendría por objetivo ampliar los derechos de aquellos que se encontraban desatendidos por el poder real.

Sin embargo, para muchos la Revolución Francesa no pretendió cambios sociales profundos si no que, al ser llevada a cabo por sectores burgueses, intentó mantener un status quo de la situación del campesinado una vez que se hubo logrado el principal objetivo político: derrocar a la monarquía. Es a partir de esto que gran parte de los países occidentales, incluyendo en esto a América, encontrarán en formas de gobierno más democráticas la solución a sus deseos. De todos modos, estas primeras democracias no serían universales si no que mantendrían en el poder a los grupos burgueses que, además, se verían enriquecidos por el establecimiento de grandes libertades económicas ante la consolidación del capitalismo y la desaparición de las trabas que el poder real podía poner al progreso individual.

La Revolución Francesa siginfica un cambio muy profundo a nivel político y social porque cambian los ejes de poder. Sin embargo, sus consecuencias no significaron reales avances o mejoras para toda la sociedad, por lo cual los conflictos seguirían existiendo por mucho tiempo.

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LA DEMOCRACIA Y LAS NACIONES UNIDAS

Cuando hablamos de democracia, automaticamente pensamos en todos los paises que llevan consigo este sistema de gobierno y cómo algunos se han visto afectados por regímenes dictatoriales y autocráticos. Sin embargo existen muchas organizaciones gubernamentales encargadas de velar por el bien, seguridad y preservación de la democracia en los distintos 
Estados donde la misma rige 

La Organzación de Las Naciones Unidas, mejor conocida como ONU ha publicado un artículo sobre el derecho a la democracia en el mundo y los principios fundamentales en la misma. A continuación parte del comunicado: 


LA DEMOCRACIA Y LAS NACIONES UNIDAS


La democracia es uno de los valores y principios básicos universales e indivisibles de las Naciones Unidas. Se basa en la voluntad libremente expresada por el pueblo y está estrechamente vinculada al imperio de la ley y al ejercicio de los derechos humanos y las libertades fundamentales.

La democracia en el derecho internacional

Si bien la Carta de las Naciones Unidas no incluye ninguna mención de la palabra «democracia», las palabras iniciales de la Carta, «Nosotros los Pueblos», reflejan el principio fundamental de la democracia de que la voluntad del pueblo es la fuente de legitimidad de los Estados soberanos y, por consiguiente, de las Naciones Unidas en su totalidad.

La Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea
General en 1948, proyectó claramente el concepto de democracia declarando «que la voluntad del pueblo será la base de la autoridad del gobierno».

La Declaración especifica

Los derechos que son esenciales para una participación política eficaz. Desde su aprobación, la Declaración ha inspirado la elaboración de constituciones en todo el mundo y ha contribuido 0notablemente a la aceptación mundial de la democracia como valor universal.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966) establece la base jurídica de los principios de democracia con arreglo al derecho internacional, en particular:

  •     La libertad de expresión (Artículo 19).
  •     La libertad de reunión pacífica (Artículo 21).
  •     El derecho a la libertad de asociación con otras personas (Artículo 22).
  •     El derecho y la oportunidad de tomar parte en la conducción de los asuntos públicos, directamente, o por conducto de representantes libremente elegidos (Artículo 25).
  •     El derecho al voto y a ser elegido en elecciones periódicas genuinas que se realizarán mediante el sufragio universal e igual y tendrán lugar por voto secreto, garantizando la libre expresión de la voluntad de los electores. (Artículo 25).
El Pacto es vinculante para aquellos Estados que lo han ratificado. Hasta el 8 de julio de 2010, el número de partes del pacto era de 166, lo que constituye aproximadamente el 85% de los Miembros de las Naciones Unidas.

La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer estipula que los 186 estados parte (julio 2010) deben garantizar a las mujeres, en las mismas condiciones que a los hombres, el derecho a votar en las elecciones y a ser elegidas, y la participación en la vida pública y toma de decisiones (artículo 7).

Para saber más sobre el tema, puedes leer el artículo completo en www.un.org 


 

El nacimiento de la democracia


 Democracia en la historia
 El nacimiento de la democracia

Como parte de la tradición de Occidente en la que estamos inmersos, hemos aprendido que las democracias contemporáneas proceden de los modelos grecolatinos, especialmente de Atenas y de la república romana. Recordando nuestros años escolares, desde las clases de historia y civismo en primaria estudiamos que los griegos, son los padres de esta forma de gobierno.

Por:  Ana Portnoy

Sin embargo, podemos preguntarnos si nuestras nociones de vida democrática y participación ciudadana son las mismas que hace 2, 500 años.
En Grecia, entre los siglos VI y V A.C. empezó a desarrollarse la noción de democracia entendida como el gobierno del pueblo. En esta concepción, sin embargo, los derechos ciudadanos estaban restringidos únicamente a los hombres atenienses, excluyendo a las mujeres, a los esclavos y a los extranjeros.
Para ser ciudadano eran necesarias dos condiciones: la primera era tener más de 18 años, aunque como los jóvenes cumplían con un servicio militar obligatorio de dos años, en realidad empezaban a participar en la vida política de la ciudad a los 20. La segunda era ser hijo de padre y madre atenienses.
La democracia griega se caracterizó por estar conformada por una Asamblea que era el centro del poder ejecutivo, legislativo y judicial. En la toma de decisiones de la Asamblea participaban todos los ciudadanos a los que se convocaba alrededor de 40 veces al año. La Asamblea tomaba decisiones sobre leyes, economía, relaciones exteriores y el orden público. La asignación de puestos ejecutivos era por sorteo y no por elección, excepto los mandos militares, los participantes en el Consejo de los Quinientos y algunos funcionarios públicos.
El Consejo de los Quinientos estaba formado por cincuenta representantes de cada una de las 10 tribus originales que conformaba el Ática y todo hombre libre  podía formar parte. En cierta manera, este Consejo es un antecedente del sistema parlamentario moderno. Los ciudadanos elegidos debían dedicar un año entero al servicio del Estado, abandonando sus asuntos privados y recibiendo una remuneración más bien simbólica. La ley prohibía que un ateniense participara en el Consejo más de dos veces en su vida y como eran necesarios 500 miembros cada año y el número de ciudadanos era aproximadamente de 40.000, cualquier ateniense que lo deseara tenía muchas posibilidades de formar parte del Consejo.
Por otra parte, para la impartición de justicia existieron tribunales populares. Estos se rigieron por los conceptos de igualdad entre los ciudadanos y un modelo basado en el orden jurídico propio de la ciudad. Los tribunales legitimaron su actuación aduciendo que lo hacían conforme la voluntad popular y no por decreto divino, concepto muy novedoso en su momento, pues en las culturas que les fueron contemporáneas todo poder ejercido por reyes y sacerdotes emanaba de los dioses y los habitantes tenían que acatar la voluntad de las deidades.
Por supuesto que la construcción del modelo democrático griego no fue instantáneo, sino producto de sus circunstancias. En tanto Esparta tuvo un régimen militarista y los enemigos persas una monarquía, desde los relatos de la guerra de Troya, que históricamente se ubica alrededor del siglo XIII A.C., se empezó a dar importancia al comportamiento heroico y al buen nombre de un individuo, es decir, un reconocimiento a los méritos personales.
Sin embargo, tomaría casi setecientos años de gobiernos aristocráticos, monárquicos o tiránicos para que durante los años de las guerras contra los persas Solón reformara a la sociedad ateniense. Toda la población participó en el esfuerzo bélico y después de la victoria definitiva se consolidó la noción de democracia, es decir, un gobierno conformado por los ciudadanos atenienses, ricos o pobres, aristócratas o campesinos.
La oración fúnebre de Pericles define lo que fue la democracia en Atenas:
“ Tenemos un régimen político que no emula las leyes de otros pueblos y más que imitadores de los demás somos un modelo a seguir. Su nombre, debido a que el gobierno no depende de unos pocos sino de la mayoría, es democracia. En lo que concierne a los asuntos privados, la igualdad, conforme a nuestras leyes, alcanza a todo el mundo, mientras que en la elección de los cargos públicos, no anteponemos las razones de clase al mérito personal, conforme al prestigio de que goza cada ciudadano en su actividad; y tampoco nadie en razón de su pobreza, encuentra obstáculos, debido a la oscuridad de su condición social si está en condiciones de prestar un servicio a la ciudad”.

miércoles, 13 de enero de 2016

Campaña de Valores Democráticos

 Comprometidos con la democracia


Campaña de Valores Democráticos

El Tribunal Supremo Electoral de Honduras con motivo de las elecciones ha realizado una campaña para promover la democracia y sus valores a toda la ciudadanía desde los más chicos hasta los adultos.
A través de ilustraciones y videos el TSJ ha llevado a cabo una extensa y exitosa campaña con la que se busca preservarla por medio del slogan "Con valores democráticos todos ganamos".










Fuente: Universidad Tecnológica de Honduras